La mayoría de los apostadores novatos buscan una fórmula infalible que los alce con la victoria en cada apuesta. Sin embargo, estas personas pierden tiempo y esfuerzo, porque no existe tal cosa. Entonces, ¿cómo ser un buen apostador?
Tras acumular experiencia y conocimiento en las apuestas, los buenos jugadores identifican los mercados más rentables para enfocar sus inversiones en ellos. También se especializan en pocos mercados, para no perderse en la gran cantidad de sus variaciones.
Lo anterior se puede entender de la siguiente forma: si se te facilita apostar en los mercados de futbol correspondientes al final de temporada (por ejemplo, máximo goleador o equipos descendidos), deja de invertir en mercados sobre estadísticas de partidos para no malgastar esfuerzos.
Un punto relevante en las apuestas es la inmediatez. Algunos jugadores prueban varios mercados al mismo tiempo, y toman como referente el resultado de la primera apuesta para confiar o no en esos mercados. Cabe señalar que sólo 3 de cada 100 nuevos apostadores se mantienen a largo plazo.
Otro tema de suma importancia entre los buenos apostadores es el equilibrio emocional. Para destacar como jugador debes ser emocionalmente fuerte, pues así no te desanimarás en los días malos, ni te desbordarás de alegría en los momentos de éxito.
Ser un apostador sin equilibrio emocional es catastrófico. Por ejemplo, si un jugador emocionalmente débil pierde 100 dólares intentará recuperarlos a toda costa, hará múltiplos o apostará en partidos con probabilidades bajas; por el contrario, un jugador emocionalmente fuerte esperará una oportunidad de mercado para invertir en una nueva apuesta.
Las apuestas son una inversión financiera, por lo cual se necesita seriedad, profesionalidad, planificación y equilibrio emocional para brillar en sectores muy competitivos.
El objetivo de los apostadores es vencer a las casas de apuestas. Algunos jugadores buscan mayor liquidez en mercados grandes, mientras que otros prefieren invertir en mercados clandestinos (donde es más fácil encontrar brechas en las acciones) a pesar de la baja liquidez.
Por último, la perpetua actualización y el constante estudio marca la diferencia entre los grandes apostadores y el resto de los jugadores. Un buen apostador trabaja para ser rentable a largo plazo mediante la preparación y el análisis, porque las casas de apuestas modifican con frecuencia sus métodos de definición de mercados.