Como en todos los trabajos, no todo es perfecto en el mundo del tipster. Hay luces y sombras que se traducen en pros y contras que deben colocarse en una balanza a la hora de apostar por este estilo de vida.
Pros
Sin duda dos de las grandes ventajas de este trabajo es ser tu propio jefe y poder organizar tu mismo tu rutina. Solamente tienes que responder ante ti mismo y concentrarte en ganarle la partida a las casas de apuestas deportivas que son las que pueden limitar tu salario o disminuir tu fuente principal de ingresos.
Y qué decir de la posibilidad de organizar tu vida acorde al campeonato en el que se centre tu actividad. Tu decides tus propias horas y los momentos del día que son en los que mejor respondes ante el trabajo. Y también puedes decidir cuando marcharte de vacaciones y salir de la rutina.
Por supuesto hay que destacar también la posibilidad de asociación con otros pronosticadores profesionales que da este empleo. Pocos trabajos permiten llegar a acuerdos con otras personas de la manera que lo hace este. Al igual que tampoco hay muchos que ofrezcan trabajar desde cualquier lugar. Ese gran escenario que presentan las casas de apuestas bajo la máxima de apostar desde donde prefieras puede ser aprovechada al máximo por el tipster.
Solo con un smartphone o un ordenador con conexión a la red podrás llegar a tiempo al trabajo y con total libertad de movimientos. Por no hablar de la capacidad de reconocimiento que puedes llegar a tener por parte de los clientes una vez que hayas hecho bien tu trabajo.
Es muy gratificante obtener una buena retroalimentación de los clientes cuando las cosas van bien, además de ser reconocido públicamente en redes sociales y que la gente reconozca tu trabajo.
Contras
Pero igual que hay cosas buenas, hay otros aspectos que no lo son tantos. Sobre todo el hecho de no poseer un sueldo fijo, al no poder garantizar unos resultados exactos y que sean satisfactorios. Los ingresos pueden no ser siempre los esperados y que tras un par de meses malos regreses al punto de partida tanto en volumen de clientes como en beneficios. Las apuestas son un medio volátil así que mantén la cabeza fría con eso.
Ese riesgo de que los resultados no sean los esperados lleva consigo también que el cliente pueda llegar a presionar al apostador. Se pueden llegar a sufrir situaciones algo abrumadoras al tener que lidiar con comentarios negativos y a veces agresivos de la clientela. Esto puede ser muy frustrante y llegar a derivar en depresión o ansiedad, así que deja esta parte clara con las personas que trabajen contigo.
Psicológicamente el pronosticador tiene que llevar a cabo un entrenamiento personal que no se requiere en otros sectores. Cuando el mercado sufra graves variaciones y vengan los altibajos, tienes que ser capaz de no hundirte y tratar de apartar todo lo negativo para remontar la situación.
Y por supuesto que el tener que hacer un poco de todo también puede ser perjudicial. Esto es un problema cada vez más habitual en apuestas deportivas, donde el tipster tiene que hacer también de soporte, director de marketing y demás trabajos además de enviar sus pronósticos. Un ejército de un solo hombre preparado para batallar y darlo todo.